Laureano Simón es Doctor en Ciencias Químicas (Biología Molecular) por la Universidad Autónoma de Madrid, Master en Biotecnología por la Universidad de Navarra, Master in Science por la “University of Wisconsin-Madison” y Licenciado en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela. Además es Emprendedor y CEO de Oncomamatryx.
¿Qué lleva a un Doctor en Químicas a “montar empresas” e invertir? ¿Cuál fue el origen?
En el año 99 haciendo investigación básica en un instituto en Escocia, me sorprendió que parte de un programa de doctorado era la creación de empresas, entonces pregunté a mi jefe, Simón Santa Cruz, brillante científico en el mundo de la virología (tan de moda ahora) y su planteamiento fue que no eran materias antagónicas, que había una vía de investigación que era la que nosotros hacíamos que era la básica financiada por instituciones públicas pero después había una investigación en las empresas privadas que en Estados Unidos y en Escocia, donde yo estaba en Dundee era uno de los grandes centros de Glasgow y alrededor giraba todo un ecosistema de emprendimiento y aprendizaje.
Nunca había tenido instinto empresarial, pero unos meses después de la conversación con Simón hacemos una serie de descubrimientos en los que vemos que se puede trabajar no solo de gen en gen como estábamos trabajando, sino de cientos de genes en cientos de genes que es el nacimiento de la genómica (año 1999) y vemos que hay una posibilidad tremenda de hacer investigación y poder tener unas aplicaciones en el ámbito de la investigación en campos muy diversos. Fue entonces cuando Simón me dijo: hay que montar una empresa.
Entonces me pongo en contacto con un ex becario de la Fundación Barrié, Rubén García-Loureda, y me habla de una Institución que se llama Bilbao Metropoli-30 que tiene una labor de dinamización industrial y en ella están desde el síndico de la bolsa de Bilbao hasta el presidente de Iberdrola. Ahí han salido empresas fabulosas como GAMESA, ITP comprada por Rolls-Royce … todo un sector potente.
Empiezo a tener una serie de reuniones con Bilbao Metropoli-30, me ponen en contacto con una empresa de capital semilla de la diputación de Vizcaya (Seed Capital de Bizkaia) además de con dos inversores locales que no tienen nada que ver con la biotecnología pero al mismo tiempo son presidentes de fundaciones de centros tecnológicos que actuaron como auténticos business angels, me dijeron: quieres montar aquí una empresa, nosotros queremos montar todo un sector, pues vamos a montarlo alrededor de ti. Entonces montamos Progenika Bilbao, esto es el año 2000 y en el año 2001 al que era mi jefe, Simón Santa Cruz montamos una empresa que haga proteómica y fue cuando surgió Proteómica en el parque científico de Barcelona, que finalmente unimos. De esa manera pase de ser en un investigador básico sin el más mínimo instinto ni interés ni emoción empresarial a ser emprendedor.
¿Y qué fue lo que te resultó más difícil? ¿Cuál fue la principal dificultad en esta transformación?
El entorno de Metropoli-30 y estos business angel,s lo que hacen es crear un sector de biotecnología. Entonces me pusieron directores financieros, para gestionar la financiación, una persona en corporativo que sepa cómo se pelea con inversores, como hay que hacer las ampliaciones de capital, como hay que hacer los planes a 5 años y no a sobrevivir los próximos 3 meses, comerciales… y fueron creando alrededor de mi un equipo y yo encantado.
Y ahora que han pasado tantos años, has tenido diferentes proyectos y sigues en la brecha, ¿ahora ya le has cogido el gustillo?
Me lo pasé muy bien desde el primer día. Es emocionante porque tienes la parte científica, tienes unos medios financieros para hacer ciencia que no los tienes en la academia ni de lejos y después la parte empresarial de ir creando algo tu tuyo y ver como crece, es muy satisfactorio. Y no asustarte demasiado y los contratiempos, ahí sí que hay algo de un emprendedor necesita y es ese afán de lucha y superación no ponerse demasiado contento con los éxitos, no preocuparse demasiado con los fracasos y mantener unos objetivos claros a medio plazo.
En cualquier caso, la empresa y hacer empresa, es como la ciencia, es ensayo y error. Ahí es método científico.
Cierto, sí lo es. Y si el experimento sale mal, como decía un jefe mío en EEUU, que era miembro de la academia de las ciencias, cuando un experimento salía mal “la naturaleza es como es, no como a nosotros nos gustaría que fuese”. Si la hipótesis no se puede probar, nuestro trabajo es ese, averiguar cómo es la naturaleza, no modificarla” Al final la creación de la empresa no es tan literal, pero sí que tienes que ser muy consciente que hay proyectos que salen bien y después hay proyectos que salen mal, a lo mejor porque estaban mal planteados o porque no se contrastó bien el mercado al que ibas a dirigir tu producto o porque el riesgo tecnológico de nuestras empresas es grande, también hace que fracase y que una buena idea no llegue a su fruto. Y aprender de esos errores.
Es el claro ejemplo del contraste en mercado, ¿Existe o puede existir alguna tendencia en los científicos, que cueste reconocer en aquel proyecto de investigación por el que estás apasionado , que igual no tiene encaje en el mercado? Algo como una sensación de que aquello a lo que dediqué tanto esfuerzo no mereció la pena? Ese amor al proyecto puede ser alguna vez un lastre?
Sí, un científico se casa con su proyecto. Y es el más fiel de las parejas, no hay nada mejor que su proyecto y si a alguien no le gusta es porque no ha tenido la suficiente agudeza para entenderlo. Y si el proyecto se cae, matar el proyecto es extremadamente inusual. Nosotros cuando empezamos un proyecto lo primero que hacemos es contrastar que hay un mercado al final del desarrollo si el desarrollo sale bien. Si el riesgo tecnológico se sobrepasa y el producto al que esperamos vender llega a crearse hay un mercado que lo necesita y que está dispuesto y es capaz de pagarlo, que son cosas completamente diferentes, pueden darse dos de las tres, si no se dan las tres el fracaso es seguro. Nosotros ese contraste lo hacemos siempre. Y dedicamos mucho tiempo a hacer ese contraste y si el resultado es malo, pues ese proyecto no nace. Y una vez que ha nacido, nosotros tenemos en la empresa que está más avanzada de todas que se llama Oncomatryx una figura que es un Project Killers que es una persona externa que trimestralmente se sienta con nosotros, revisa los proyectos que son de desarrollos farmacéuticos, éste ha sido el director de distintos departamentos de multinacionales Everon Research, las matrices de Lilly, Sanofi, Takeda, … un personaje con una experiencia brutal en el sector farmacéutico. Si éste dice que este proyecto hay que matarlo, lo matamos. Y no es teoría, lo hemos hecho. Por supuesto, tiene que argumentarlo bien pero su decisión es vinculante, nosotros tenemos que hacerle caso. Y eso son decisiones dolorosas, hay un equipo que se ha dedicado a eso de personas, hay una inversión que habrá sido millonaria para eso. Normalmente unos proyectos se mueren unos 3 o 5 años después de lo que deberían morirse. Y están consumiendo recursos, tiempo de gente muy inteligente y recursos no sólo de esa empresa sino de sus inversores, las instituciones que les apoyan y eso es fundamental pero tampoco les puedes estigmatizar a esos que han fracasado o al promotor, al contrario, habrán aprendido un montón.
Qué interesante es la creación de la figura del Project Killer, muy conveniente. No debe ser fácil dar por acabado un proyecto que es ya una “empresa zombi” que detrae recursos humanos y económicos con la consiguiente pérdida de otras oportunidades.
Más de la mitad de las biotech que hay en España, de Galicia, Euskadi, Cataluña, Madrid, son zombis. Son empresas que habría que cerrar. Lo que habría es que generar un entorno que ese conocimiento y experiencia no se pierda. Nosotros una de las empresas que tenemos es una empresa que recogimos en concurso de acreedores, no valía nada, absolutamente nada. Nos quedamos con los científicos, la participación y esta semana han firmado un contrato de 100 millones de dólares con unos chinos. Cinco años después. Son gente que han aprendido en su primer fracaso, muchísimo. Tienen una experiencia y esa experiencia tiene un valor que no tiene quien le ha ido más o menos bien o muy bien. Es algo que aquí todavía no se valora. No solo, no debe estigmatizarse, sino que debe valorarse.
Y las Instituciones deben tener frialdad de decir: tenemos un proyecto, se ha apoyado, el proyecto no va, se acabó el proyecto. Y no te preocupes que te ayudamos a montar el siguiente, pero no sigamos con esto que no va a ningún lado.
En tu opinión, tu que eres un buen conocedor del sector biotecnológico español, ¿hay suficiente producción en todos nuestros centros de investigación para poder emprender mucha más gente y llevar a mercado soluciones que realmente necesita el sector?
Hay muchísima generación de conocimiento en el sector que yo domino, que es el biomédico y el biofarmacéutico, que se pierde. La tendencia actual es patentar y eso es un error. Una patente dura 20 años, si tu patentas algo y tardas 5 años en convertirlo o llevarlo a una empresa, de los 20 años ya has quemado 5, vas a tardar otros 5 a 10 en tenerlo maduro en el sector de desarrollo de fármacos cuando salgas a mercado te quedan menos de 5 años y nadie, ni un Venture Capital especializado, ni una farmacéutica va a entrar en un proyecto con recorrido de menos de 6 años comercial.
Por lo tanto, todo lo que sea aceleración en esas fases primeras para no consumir patente es fundamental para cualquier iniciativa al respecto, ¿no?
Lo que falta es la maquinaria de transferencia de conocimiento. Tu a un científico en Boston no le pides que abandone su cátedra para montar la empresa, tienen un microentorno que le lleva de la mano y que se va a encargar de convertir su conocimiento en esa empresa. Después que al científico le da por pasarse a la empresa, magnifico. Pero no es lo habitual. Aquí al científico le pedimos que se meta en la empresa y que por encima invierta en la empresa y que pida un crédito porque no va a tener el dinero suficiente… ese entorno de transferencia tiene que ser mucho más anglosajón que lo que es. El problema de la inversión aquí es que se utilizan los mismos criterios de evaluación de la inversión de una empresa biotecnológica como de una empresa de fabricación de tornillos.
¿Y esos elementos que habría que tener, ese soporte, que serían: emprendedores de otras disciplinas? Porque inversores empieza a haber, y cada vez más. ¿Qué nos haría falta, que elementos, que herramientas habría que tener para acelerar esto proyectos?
El perfil ideal es gente que haya trabajado en desarrollo del negocio en el sector. Gente que haya trabajado en desarrollo de negocio de Almirall, de Progenika, de Bristol Myers, que son todos con un perfil de formación científica pero que ha encaminado su carrera profesional hacia el mundo industrial, muchos de ellos o la mayoría de ellos se han hecho, antes o después un MBA, con lo que ya tiene el conocimiento de gestión y después entienden el mundo industrial. Y ese es un perfil que existe.
Sin duda, a partir de determinada edad encuentras perfiles senior con un conocimiento del mercado extraordinario y que han salido del sector multinacional y están en perfectas condiciones para acompañar a científicos en este camino del emprendimiento.
Son perfiles muy bien pagados que eso a veces es difícil de aceptar en el mundo de empresa, si pide cobrar 150.000€, y además un variable, que se haga rico. Si no lo es, porque casi todos tienen unos cuantos años de bagaje y han ganado un montón de dinero y han visto a otros ganar muchísimo más dinero que ellos y ahora quieren dar un último paso en su carrera que es montar su propia empresa y en vez de cobrar 150.000€ por conseguir un proyecto de 15 millones de €, se llevará un millón y medio de € del proyecto.
Esto lo hizo el CIDEM en Barcelona en los años 2000-2003 y salieron personajes como Luis Ávila, que venía del desarrollo de negocio de Almirall y lo pusieron de CEO de lo que era en aquel momento en una de las primeras biotecnologías que hubo en Cataluña. Después ya tuvo su propio desarrollo y como Luis, hicieron dos o tres más, y son personajes que han tenido mucho desarrollo en el mundo biotecnológico catalán. Es como si llega un profesor de universidad a Unirisco y dice que quiere crear una empresa pero que le gustaría seguir en la cátedra, entonces se le pone un equipo que sea quien cree la empresa y él desde el gran conocimiento científico lo va transfiriendo y vas a tener que asumir que los que dirigen la empresa son ellos y no tú desde tu laboratorio. En este sector está Gabriel Otero que estuvo en PharmaMar y ahora está en Londres, o está Jose Andriu que fue el director general de la primera farma en llegar a cotizar en el Mercado Continuo… hay unos cuantos que son gente con una capacidad brutal y que proyectos de este estilo les puede interesar.
Esa gente puede ser crítica para generar o multiplicar un sector. Eso se lo dices a alguna family office y no lo entienden.
¿Qué anima o que impulsa a, por ejemplo, una family office a entrar ahora en biomedicina, biotecnología, en Ciencias de la Salud, en investigación de fármacos?
En España sigue siendo una combinación de altruismo y de diversificación de un porcentaje bajo de patrimonio, pero hay un componente altruista, yo esto lo he hablado con muchos socios, la sociedad me ha dado mucho y quiero que algo que he conseguido revierta en la sociedad. Y prefiero hacerlo a través de vehículos empresariales más que de fundaciones y por eso puedo poner dinero en fondo de capital riesgo que ahora apueste por innovación o he tenido tres casos de cáncer recientemente en mi familia, entonces me vienes con un proyecto de cáncer o mi padre tuvo Alzheimer… ese componente de altruismo y en parte de salud que directa o indirectamente te ha afectado, influye muchísimo en la decisión de inversión. Pero esto tienes que acompañarlo que el proyecto tiene una viabilidad empresarial, y si ven que esa viabilidad es muy alta, entonces lo que varía es que en vez de darte medio millón de € te dan 5 millones de €.
Aún no hemos terminado con la pandemia, pero parece que después de lo más grave del Coronavirus y la crisis sanitaria generada ¿hay mayor sensibilidad? ¿Cómo lo estás viendo tu?
Muchísima más. Tanto altruista como más negocio. Ahora se creen que montar una empresa biotecnológica es como montar Moderna o BioNTech y cotizas al tercer año por Billions en Nasdaq. Entonces ahora hay una apetencia, que no había visto nunca. Y la cantidad de dinero que ha entrado en los fondos de bio internacionales es asombroso. Lo que han dicho siempre de que tengo más dinero que proyectos, y yo tengo más proyectos que dinero algo estamos haciendo mal tu y yo. Porque no encajamos. Ahora si que es cierto que hay un verdadero índice de proyectos, hay muchísimos y ahora la capacidad de asumir riesgo está aumentando. Y no por su espíritu de riesgo, porque siguen sin tenerlo es porque no tienen dónde invertir el dinero y cumplir sus compromisos de inversión. Yo estaba la semana pasada hablando con un Venture capital de un proyecto nuestro, que acababa de evaluar un proyecto bastante parecido en el área y le habían dejado fuera. Pero te estoy hablando de un fondo que en la última ronda creo que fue con 485 millones de €, un fondo potente, y habían dejado fuera el sindicato de Venture capital porque eran demasiados ya.
Y para finalizar, sobre Unirisco ¿Cómo nos ves y como te gustaría vernos? ¿Y qué crees que nuestros socios e inversores y futuros inversores deberían ver?
Yo creo que es una pieza fundamental. Es necesario. Puedes pensar que está Xesgalicia, pero es que Xesgalicia entra después de Unirisco. Unirisco tiene que estar, primero tiene que fomentar y financiar ese primer paso y después ya entrar Xesgalicia acompañando, Unirisco podrá seguir o no seguir hasta donde queráis vosotros por estrategia, pero vosotros estáis antes. Ese papel en el País Vasco lo hace Seed Capital en Bizkaia. Después tiene la SPRI que es como Xesgalicia. SeedCapital te pone 100.000€, 200.000€, 300.000€… después te viene la SPRI y te puede poner 2, y después tienes otros que te ponen 15. Y entonces ahí vas viendo, pero ese papel previo a Xesgalicia es fundamental. Que alimente Xesgalicia, pero que también sea un embudo. Aquí me vienen 100, financio 8, y de estos 8 van a ir bien 2 hasta Xesgalicia, pero ese proceso tiene que ser rápido.