Adriana Domínguez González (Ourense, 1976) es presidenta ejecutiva del grupo Adolfo Domínguez desde mayo de 2020, dos años después de haber sido nombrada consejera delegada y tres después de ser designada directora general de la compañía con la que lleva vinculada profesionalmente veinte años.  Desde su nombramiento en 2017, ha relanzado la firma, con un aumento de ventas comparables del 30% y una subida de su facturación online del 158%. La nueva gestión ha permitido a la compañía encadenar dos ejercicios consecutivos con resultado operativo positivo hasta marzo de 2020. Ante la pandemia del coronavirus, la ejecutiva lidera una nueva transformación de Adolfo Domínguez con la sostenibilidad, la innovación digital y la rentabilidad como principales pilares.
Adriana Domínguez ha implantado nuevos métodos de gestión, reunificado todas las marcas bajo la insignia Adolfo Domínguez, refrescado el posicionamiento de la marca tras 40 años en el mercado y renovado completamente el comité de dirección, que ahora cuenta con un 56% de mujeres directivas. La compañía, que acaba de lanzar el primer servicio de personal shopper online de una marca de moda en Europa, cuenta con el 52% de las tiendas situadas fuera de España. Domínguez es licenciada en Ciencias Empresariales Internacionales por ICADE y CESEM (Francia) y por el The Lee Strasberg Theatre Institute de Nueva York. Tiene el máster de Pensamiento en la Escuela Contemporánea de Humanidades de Madrid.

 

¿Emprendedora o empresaria? ¿Cómo percibes el emprendimiento?

Generacionalmente me siento más conectada con el emprendimiento, pero lidero una empresa que lleva 45 años en el mercado, así que sería más intrapreneur, emprendedora desde dentro.

El emprendimiento para mí tiene que ver con la filosofía de the lean start-up. Hay que moverse, probar cosas nuevas y tener el coraje para hacerlo, pero de forma rápida y con recursos moderados e inmediatos. Es testar las ideas en la realidad, no en un powerpoint.

Intraemprendimiento, ¿es una solución para innovar en empresas con largo recorrido?

Es una solución fantástica, pero no suele ser posible porque las personas que lideran esas empresas no se sienten todavía cómodas con este método.

El intraemprendimiento va acompañado de un cambio cultural y es fundamentalmente una metodología propia de las personas jóvenes, que necesitan estar empoderadas para impulsarlo. Y que la empresa perciba su necesidad y su oportunidad de cambio.

¿Qué papel ocupa la innovación en Adolfo Domínguez?

 Es la mitad de todo lo que hacemos. Hemos transformado procesos, sistemas, tiendas, colecciones… No hay ninguna parte de la empresa que no haya cambiado. La innovación es la mitad y no la totalidad porque para una empresa de largo recorrido como la nuestra, es igual de importante el legado. Es vital mantenerte puro en tu esencia y en el valor añadido que el cliente siempre ha percibido de ti. Innovar debe ser una reinvención en tu propio código. Y, obviamente, somos moda de autor: todas nuestras prendas y colecciones nacen de un proceso genuino de creatividad y diseño propio.

¿Cuáles deberían ser las principales áreas de innovación en empresas textiles retail? ¿Cuáles son los retos hacia próximos 5 años?

 Para mí, el reto más grande es el de la sostenibilidad, que en textil implica cambiar casi todo: materias primas, proveedores, producción, diseño o incluso tu precio y la comunicación con el cliente para que te acompañe en este viaje.

En nuestro caso, contamos con un plan de impacto positivo que nos permite analizar los cambios necesarios y cómo podemos alcanzarlos.

¿Conoce las áreas donde las Universidades gallegas podrían apoyar la innovación en Adolfo Domínguez?

La colaboración en sostenibilidad sería fundamental. Es un ámbito en el que hay mucho por hacer y en el que existe margen para que nuevos actores, como las universidades, puedan participar e influir en el desarrollo de las empresas. Es clave que las universidades transmitan y transfieran el conocimiento que atesoran a la sociedad y a las empresas.

Las empresas buscamos siempre la eficiencia, el poder liberar recursos para poner el foco en aquello en lo que realmente aportamos valor añadido. Todo lo que implique la automatización de procesos será bienvenido.

¿Cómo debería ser la relación universidad-empresa?

Sería bonito que las empresas pudiésemos participar de cátedras, en nuestro caso vinculadas a la sostenibilidad del entorno textil, y que pudiésemos orientar de forma práctica a los estudiantes para que desarrollen soluciones a problemáticas reales. Así sería posible lanzar proyectos y microempresas que ya tengan unos primeros clientes para esos productos.

¿Algún consejo para emprendedores?

Que validen sus ideas con la industria. A veces sucede que los emprendedores tienen ganas de emprender, pero no tienen claro el producto. Una idea no es una empresa. Mi padre siempre me enseñó que lo difícil no es producir, si no vender. Organizar sesiones de brainstorming con empresas en las que le expresen sus necesidades podría darles esa pátina de realidad.

¿Qué te hubiera gustado escuchar al comenzar tu andadura empresarial?

Creo que es muy bueno tener mentores. En la vida aprendemos de la experiencia, necesitas sentirlo tu propia piel para para entenderlo. Lo interesante de los mentores es que se eligen por haber estado ahí donde tú estás ahora, porque lo han vivido. Aprender a través de la vivencia real de otra persona ofrece mucha información útil y ahorra aprendizajes que quizás no tienes que pasar.

¿Cómo valoras la existencia de entidades como Unirisco en el ecosistema emprendedor?

Me parece muy interesante que haya instituciones que se dedican a hacer de vínculo entre universidad y empresa. Pueden parecer realidades distintas y no tienen porque serlo. El gran beneficiado de esa unión es la innovación. Lamentablemente en España no existe cultura de capital riesgo, por eso son fundamentales entidades como Unirisco, a la hora de apoyar proyectos y por su labor divulgativa.