Pedro Arenas es responsable de relaciones institucionales de CEAMSA y director de Innovación de Hifas da Terra. A lo largo de sus más de 20 años de carrera profesional ha ocupado distintos cargos y roles en el ecosistema de innovación: autónomo, emprendedor en serie, directivo de empresas biotecnológicas e incluso responsable público en la Axencia Galega de Innovación. 

El emprendimiento y la paternidad son extremadamente similares. En ambos, idealizas lo que está por venir imaginando sólo el lado positivo de la aventura pero cuando nace tu descendiente o constituyes tu empresa, te encuentras con algo pequeño, extremadamente débil e indefenso y mucho más dependiente de lo que creías en tus sueños. Al igual que con los hijos, las empresas crecen mejor cuando se ven rodeadas de una familia en sintonía y en este sentido el capital riesgo cobra un papel fundamental para superar la inestabilidad que acompaña a las primeras fases del desarrollo empresarial.

Quizás, estos cuidados adicionales que aporta una entidad de capital riesgo a través de su inversión, se visión financiera y su enfoque a la generación de valor corporativo es más acuciante aún en el caso de las spin-offs surgidas de la investigación y lideradas frecuentemente por promotores de formación exclusivamente científico-técnica y con escasos conocimientos, aptitudes o experiencia de liderazgo y estructuración empresarial. Yo era uno de ellos. La primera vez que dirigí una compañía biotecnológica tenía 28 años y daba el salto a la gestión global desde una carrera puramente científica y con tanta energía como falta de experiencia en muchos ámbitos vitales para su supervivencia. Afortunadamente, una de las sillas de mi consejo de administración estaba ocupada por Unirisco que no sólo aportó la financiación fundamental para el despliegue de las fases iniciales sino que además equilibraba la visión del resto del consejo con perfil fundamentalmente investigador. En ellos encontré un socio clave que aportaba visión, experiencia y contactos clave para el fortalecimiento corporativo, financiero e incluso comercial de la compañía y también un mentor para mi desarrollo profesional como emprendedor. Sinceramente, creo que ni la startup (que ahora factura varios millones de euros) ni yo mismo, hubiésemos sobrevivido sin su participación activa en los comienzos.

A medida que fui conociendo el ecosistema biotecnológico gallego, fui descubriendo que la gran mayoría de las startups innovadoras teníamos algo en común, Unirisco era nuestro inversor desde las etapas más iniciales de la compañía. Casi todas éramos empresas originadas de las enormes y diversas capacidades investigadoras de nuestra región pero enormemente débiles en el acceso a financiación para fases tan iniciales y empresas tan innovadoras. En Unirisco encontramos una de las pocas opciones de inversión en capital que verdaderamente entendían los tiempos y riesgos asociados a esta tipología de empresas, así como su gran potencial económico y social. Es así, como Unirisco se ha ido convirtiendo en el mejor padrino que pueden tener las empresas innovadoras en su nacimiento para asegurar, con su financiación y apoyo constante, que las spin-offs crezcan fuertes y sanas y no sólo eso, sino que con el tiempo, se han convertido en garantía de solidez y palanca de atracción de nueva financiación para los proyectos en los que participan.

Hoy, el emprendimiento biotecnológico gallego es referencia a nivel nacional, siendo la 2ª región española con mayor ritmo de creación de nuevas iniciativas empresariales. Hoy, Galicia cuenta con referentes sectoriales a nivel mundial en ámbitos tan diversos como la síntesis química con GalChimia, el aseguramiento de la calidad con AMSlab, el diagnóstico genético con Health in Code o las aplicaciones nanotecnológicas con Nanogap. Hoy, somos lo que somos pero sobre todo lo que podemos llegar a ser gracias a la potencia de nuestra investigación, el talento de nuestros emprendedores, el apoyo de nuestras instituciones públicas, pero también gracias a que hemos tenido la fortuna de contar en nuestro ecosistema con una entidad de capital riesgo como Unirisco que invierte, entiende y acompaña a nuestras startups. El mejor padrino que tu startup puede tener.